Tuvimos la última discusión exactamente cinco minutos antes del fin del mundo. El acababa de estrellar contra la pared un jarrón azul que nunca le había gustado mucho y permanecía parado en medio de la sala, con el rostro enrojecido y los puños cerrados, conteniéndose para no echar a andar hacia la cocina en busca del cepillo y el recogedor. Sabia de sobras que yo no soportaba el desorden y que esos fragmentos de vidrio desperdigados me dolerían en las puntas de los dedos. Tuve miedo a que andar o pestañear fueran decisiones irrevocables. Sin embargo la ansiedad me hizo salir corriendo y preparar un equipaje de urgencia para marcharme, moviéndome frenética de un lado a otro del dormitorio, abriendo cajones, eligiendo camisas e intentando pensar a contrarreloj qué cosas son verdaderamente necesarias cuando una se marcha con intención de no volver.
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4 comentarios:
quan marxes només cal una muda i el passaport ;)
les fotos són de ma casa, que l'acabe d'estrenar :)
em donaries permís per il·lustrar algun text amb alguna foto teua? :)
Y se llevó su corazón en el equipaje.
Bonito.
Un beso en un jarrón azul,
;)
No se va.
Unas fotos [muy] bonitas.
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